En 1833 las condiciones sanitarias en Chile eran francamente deplorables y la ciudadanía estaba siendo azotada por grandes epidemias de cólera, sarampión y escarlatina, especial preocupación recibía la fiebre puerperal, causa de muerte para un gran número de mujeres.
El gobierno de la época decidió fundar todo un sistema de escuelas estatales para formar médicos, químicos farmacéuticos y matronas, con el objeto de poder enfrentar los grandes problemas de salud que afectaban a la población.
Así se firmaron los decretos que crearon el 19 de mayo de 1833 la Escuela de Medicina, el 28 de febrero de 1834, la Escuela de Farmacia y el 16 de Julio de 1834 la Escuela de Obstetricia para matronas.
El Decreto Supremo del 16 de julio de 1834, estableció los requisitos para la admisión gratuita, al primer curso de Obstetricia, que en sus comienzos fue eminentemente práctico, y era ofrecido. “Para las mujeres de esta capital que deseando dedicarse a la profesión sepan leer y escribir, hayan recibido una decente educación y sean jóvenes, robustas y bien constituidas”
La fundación de la Escuela de Obstetricia y Puericultura se encuentra íntimamente ligada al Dr. Lorenzo Sazie, ilustre médico francés quién fuera contratado por el Gobierno de Chile, para hacerse cargo del Curso de Clínica Obstétrica de la Escuela de Medicina y de la Dirección de la Escuela de Matronas.
El Curso de Obstetricia para matronas tenía una duración de dos años, y en el discurso inaugural al primer curso de Obstetricia que dictara el Prof. Sazie, expresa con gran claridad la mística que envuelve la profesión de matrona, destacando los valores éticos y morales que debe poseer quien se dedicara a esta actividad.
“En cuanto a vosotras, señoras, la profesión que emprendéis debe excitar sentimientos que, tal vez, os han sido desconocidos hasta este día. Ella va a daros un carácter más elevado que no se reconoce generalmente en vuestro sexo; un papel más noble os está reservado en el mundo; vais a haceros árbitras de los intereses de la sociedad, en el ejercicio de vuestra profesión vais a ser las primeras que ofreceréis una garantía de instrucción de que hasta aquí nadie tenía idea; la sociedad recompensará este nuevo mérito y los servicios útiles que podéis prestarle”
Tan propio de su naturaleza humana y vocación de servicio público, en este mismo discurso les expresa su férreo compromiso para con ellas en su formación y trabajo diciéndoles “Por mi parte, me empeñaré siempre en sostener vuestros trabajos y vuestro celo, y también hallaréis en mí un censor severo de todo descuido culpable”
Desde ese memorable discurso pronunciado en 1835 hasta hoy, muchas generaciones de matronas han egresado de esta Escuela de Obstetricia, todas ellas cumpliendo fielmente con el legado que el Prof. Sazie nos dejara, prueba de esto se expresa en el reconocimiento que las autoridades de salud hacen en el actual Programa de Salud de la Mujer “ El recurso profesional Matrona, cuyo aporte al logro de los excelentes resultados logrados en la salud materno infantil nacional son indiscutidos, amplía su campo de acción al incorporar a su quehacer las dimensiones no reproductivas en la salud de la mujer.
Justamente por esos logros indiscutidos, hoy nuestra Escuela de Obstetricia ha sido propuesta por la OPS/OMS como Centro Colaborador, para el desarrollo y fortalecimiento de la partería en América Latina y El Caribe, debiendo proporcionar cooperación técnica en países prioritarios, con el objeto de asegurar habilidades en la atención maternal como una forma de contribuir en la reducción de la mortalidad materna y perinatal, en el marco de los objetivos del milenio.
En este día tan especial, me atrevería a decir, que el Prof Sazie, como aquel censor severo que se comprometió a ser, nos debe estar observando desde aquella estrella que le fuera reservada en el infinito, como uno de los más nobles, y ha de sentirse muy orgulloso de esta profesión, humilde, humana y comprometida con la vida, que él tan decidida y visionariamente fundó.
Muchas gracias a su familia que hoy nos lo ha traído nuevamente a esta Facultad , y para usted profesor Sazie, dondequiera se encuentre en esa estrella que lo acogió, vaya nuestro más sincero reconocimiento y gratitud.
Prof. Lorena Binfa E
Subdirectora Escuela de Obstetricia
Julio 2007
lunes, 10 de septiembre de 2007
martes, 28 de agosto de 2007
Ceremonia de celebración de los 200 años del nacimiento de Lorenzo Sazie en la Facultad de Medicina de la U. de Chile
Lorena Binfa, Subdirectora Escuela de Obstetricia U.Chile, leyendo un discurso escrito para recordar la importante labor de Lorenzo Sazie
Perfiles de distintas generaciones de familiares Sazie;
de derecha a izquierda, Blanquita, Clemencia, Camila y Javiera.
de derecha a izquierda, Blanquita, Clemencia, Camila y Javiera.
jueves, 19 de julio de 2007
miércoles, 18 de julio de 2007
martes, 17 de julio de 2007
viernes, 13 de julio de 2007
jueves, 12 de julio de 2007
SABIDURÍA Y CARIDAD de Guillermo Matta
A la memoria del Doctor Don Lorenzo Sazie
I.
Una inmortal herencia
Deja en el mundo el sabio
Cuando es veraz su ciencia,
Cuando es veraz su labio.
Feliz quien pisa el límite
Terrestre de esta vida
Con la virtud por Báculo
Y por segura égida
La fé de la verdad
Y siembra en el fecundo
Terreno de otro mundo
Tus bienechores germenes,
Divina caridad¡
II.
Feliz quién su cabeza
En esa almohada posa¡
Allí para el empieza,
Un alba luminosa
Feliz quién en su lápida,
Huella última del hombre,
Entre los hombres célebres
Puede grabar su nombre,
Y muerto revivir,
Mortal divinizado
Que el genio del pasado,
Tipo perfecto en Sócrates
Legará al porvenir¡
III.
Los héroes de la espada
Son hijos de la gloria,
Su punta ensangrentada
Será pluma de la historia.
Ella luce el panegírico
Y cide eternas palmas;
Más otros son sus émulos
Y hay héroes de las almas
Y hay héroes de virtud
Para ellos es el llanto,
Para ellos es el canto;
Cantos y tiernas lágrimas
De amor y gratitud¡
IV.
Quizás es un tributo,
Que el vulgo poco envidia;
Pero es gloria sin luto,
Es triunfo sin perfidia.
Del sabio un nimbo cárdeno
La frente no circuyó;
Su voz no es el estrépito
Que asombra o que destruye:
Crear es su misión¡
El sabio es un ejemplo;
Y su alma es como un templo
Que guarda el tabernáculo
De escelsa religión ¡
V.
¡ Ah, dilo tú, ferviente
Apóstol de lo justo
Interprete elocuente
Del pensamiento augusto¡
¡Ah, dilo tú, solicito
Infatigable obrero
Del bien, del arte medica
Iniciador austero
Y sabio profesor ¡
Tú, que con faz serena,
Tú que con alma buena,
Pusiste siempre en práctica
La ciencia del dolor ¡
VI.
El sabio es como un río,
Que nace en brusca altura,
Y al valle y bosque umbrío
Lleva feliz cultura.
¡ Ah, dilo tú Magnanimo
Espíritu que viste
Tu irreparable perdida
Llorar a un pueblo triste,
A toda una ciudad ¡
Al rico, al pobre al niño ¡
Quien tu filial cariño,
Quién tu saber sin cálculos
Y quién tu humanidad ¡
VII.
Al fin venció la muerte
Al médico abnegado
Al hombre entero y fuerte
Que la hubo desdeñado
La muerte¡ Extraño símbolo
Que oculta un gran misterio¡
Será esta tierra lúgubre
Perpetuo cementerio,
Y eterno abismo del mal?
El más allá es quimera,
Imagen embustera,
Fugaz reflejo, efímero
Del sol de lo ideal?
VIII.
Quién logra echar la sonda
En ese mar oscuro
Que voz hay que responda
A nuestra voz: futuro?
Dó vá el ignoto espiritú
Que nuestro cuerpo anima?
A otra región incógnita,
Que impulso lo sublima?
Y qué ala es su poder?
Qué aliento lo renueva?
Quién a aspirar lo lleva
El inefable tránsito,
El aura de otro ser?
IX.
Enigma, ¿Es falso?, es cierto?
Quien duda?, quién lo sabe?
La duda en lo que ha muerto
Con otra forma cabe?
Filósofos y teólogos
Explican mucho y nada;
Allí los toma el vértigo
Se ciega en su mirada,
Se turba su razón.
Y tiembla la pupila,
La razón vacila,
Y ante la muerte trémulo
Palpita el corazón ¡
X.
Horada las montañas,
Inmensos mares hiende
La ciencia, y las entrañas
De la creación sorprende.
La mente humana rápida
Cual fúljido aerolito
En concepciones súbitas
Alumbra lo infinito:
Su anhelo es magnitud¡
Y esa sublime ciencia
Y esa alta inteligencia
Que pesa astros y bólidos,
No pasa el ataúd.
XI.
Filosofo discreto
Alguna vez siquiera
La muerte su secreto
Te reveló cual era?
Alguna voz simpática
Salio, como un gemido
De un labio cadavérico
Diciéndote al oído
Quien muere va a nacer?...
Si dudas tu tenias,
No crédulo pedías
Sofismas, frases, formulas…
Bastabate el deber¡
XII.
Bastábate esa pura
Fé en Dios¡ esa creencia
Que en la razón fulgura
Que irradia en la conciencia¡
Por mas ligera atmósfera
Tu ingenio se espaciaba;
Era el deber su estímulo
Y la verdad buscaba
En Dios aquí y allá.
El bien es lo divino,
El bien es el camino;
La muerte no es su término
Si el sabio por el vá.
XIII.
¿Y acaso muere?, Acaso
No vive eternamente
Quién halla así un ocaso
Que no es mas que otro oriente?
Quien como tú malévolas
Pasiones ata y rige;
Y quién del hombre mísero
Cura el dolor que aflije
Y alarga la salud?
XIV.
Velando junto al lecho
Del huérfano y la viuda
El tifus en su pecho
Entro su zarpa aguda.
En vano á su frenética
Rabia, que miedo infunde,
Su calma opone el médico;
El morbo horrible cunde,
Cunde el veneno atroz.
Y en lóbrego delirio
Y en bárbaro martirio
Gime su cuerpo exánime
Habla su tarda voz.
XV.
Mas en la sorda lucha
Casi vencido, suenan
Gritos de triunfo. ¡Escucha¡
Salvas el aire o truenan¡
Patriota ese es el júbilo
De la primer victoria
Y en su letargo fúnebre
Raya su luz la gloria
Sonriéndole al morir.
Y mientras lo acaricia
Honra, valor, justicia.
De su adoptiva patria
El pudo bendecir¡∗
XV.
Si todos te lloramos
Da a todos esperanza.
En Dios pues la buscamos,
Inspira Confianza.
Indica á tus discípulos,
La luz que tú has amado.
Para luchar como héroe
Y caer como soldado,
Mártir de la verdad.
Y diles que, en tu ciencia
Una inmortal herencia
Dejas de amor, de lágrimas
Y santa caridad¡
XVI.
Esa es, lo noble y santo,
Nuestra visión eterna¡
Al ensalzarla el canto.
Nuestra alma se prosterna,
Inspira justas máximas
Y esa es sabiduría;
Trae éxtasis magnánimos,
Y esa es la poesía,
La afirmación del bien.
Visión que el hombre adora,
Ciencia, o verdad creadora,
Sobre esa tumba lúgubre
Estatua eterna, ven¡
martes, 10 de julio de 2007
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